dimarts, 15 de desembre del 2009

El capitán Alatriste


La novela de Arturo Pérez-Reverte, El Capitán Alatriste es una obra en la que se dan cita la acción, la intriga, la historia y la aventura. En ella, se narran las aventuras y desventuras que vive el protagonista, Diego Alatriste y Tenorio, antiguo soldado de los tercios de Flandes y espadachín por necesidad en el Madrid del siglo XVII.

Siempre al lado del capitán, Íñigo Balboa que además de narrador participa directamente en el desarrollo de la acción. Junto a los personajes ficticios, aparecen otros reales, testigos y protagonistas del momento histórico en el que se desarrolla la novela: Felipe IV, el conde-duque de Olivares, Quevedo, Calderón, Lope de Vega o Góngora.

Otros personajes secundarios: Caridad la Lebrijana, Martín Saldaña, el Dómine Pérez, El Licenciado Calzas, Juan Vicuña, etcétera, arropan con su amistad o fidelidad a nuestro protagonista y, junto con otros muchos, constituyen el abigarrado seno de una sociedad corrupta y decadente, en la que desempeñan el papel que les ha tocado vivir: buenos o malos, engañados o engañadores, víctimas o verdugos.

Gracias a estos y a otros personajes consigue el autor una notable recreación de ambientes, no sólo por los rasgos que reflejan, sino también por ser representativos de su época.

Ahora, os lanzo un reto. Escoged un personaje de la obra y dadle vida. Como fuentes de inspiración tenéis la novela, estos cuadros de Velázquez y una canción de Sabina.


22 comentaris:

  1. Diego Alatriste se encontraba recostado en el marco de la ventana de su habitación, que daba a la calle principal, observando la solitaria avenida. Se estaba fumando un cigarro cuando de pronto vio aparecer una siniestra silueta en medio de la calle.
    – Es él –murmuró para sus adentros.
    Cogió su sombrero, de un negro desgastado, y su polvorienta capa, la cual siempre se quitaba antes de empezar una batalla; también cogió sus pistolas, que las guardaba secretamente, pues estaba prohibido usarlas, y puso su fiel espada en su sitio mientras se disponía a salir de su vivienda.
    Bajo las escaleras paso a paso y tranquilamente. No tenía prisa. Llegó al portal y lo abrió sigilosamente, sin hacer ruido alguno.
    Caminó hacia donde se encontraba ese alguien, a paso lento. Cruzó la calle y se plantó en medio.

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  2. Después de vivir aquel día tan intenso, Angélica comprendió y entendió que ella tenía la suerte de poder tener todo lo que quisiera pero que los demás aunque no tuvieran lo mismo que ella eran igual de dignos porque de una manera u otra tenían que ganar el dinero para poder sobrevivir en aquella época y en aquel Madrid tan peligroso.

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  3. Laura Aguiló Castillo8 de febrer del 2010, a les 20:08

    (...) mediante las personas que lo conocían gracias a Alatriste encontró a un hombre, este necesitaba alguien que le llevara las cuentas de su casa.

    Al día siguiente Íñigo fue a visitarlo para preguntarle si aún no había encontrado alguien para hacer el trabajo. Era una casa grande, con un aire señorial. Le abrió la puerta una sirvienta con cara amarga y le dijo que se esperase en el vestíbulo que su señor enseguida le iba a atender. Al cabo de unos minutos vio como por las escaleras majestuosas, hechas de mármol, que bajaban del segundo piso bajaba un hombre elegante, vestido con un traje negro y un sombrero con dos plumas blancas. Aquel era el señor que él estaba buscando. Se llamaba Lord Strakinson, un inglés que vivía desde hacía unos cuantos años en aquella ciudad. Hablaba perfectamente castellano aunque con un acento un poco inglés, era un hombre muy amable y tranquilo y después de charlar durante un buen rato, le dio el trabajo.

    Íñigo contento con el rumbo que estaba marcando su vida, empezó a trabajar, y así durante muchos años. (...)

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  4. LA HISTORIA DE ALATRISTE
    De escondidas, por la noche, Diego trabajaba de espadachín por los barrios de Madrid.
    Una noche después de su último trabajo vino a su alcance un espadachín con un caballo negro. A Alatriste el señor le era familiar. Cuando bajó de su caballo, Diego vio la espada que llevaba, era la misma del asesino que mató a sus padres. Antes de poder reaccionar, el señor se había presentado como Jorge García. Resulta que uno de los hombres que Diego había matado aquella noche era uno de de sus compañeros espadachines. [...]
    Heidi Goddard

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  5. Àngels Mañá Ferré

    Íñigo era un niño que vivía con su madre y sus hermanos en una pequeña casa en un pueblo muy pequeño cerca de Madrid. Su padre murió en una batalla y su madre no podía mantener a todos los niños y decidió enviar a Íñigo, que era el mayor de la casa,a vivir con el capitán Alatriste que era un amigo del padre de Íñigo.

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  6. Mirada penetrante, rostro temeroso, cuerpo escondido tras telas negras y voz mal sonante. Fray Emilio Bocanegra, ese era su nombre. Vivía como inquisidor en nombre de Dios y en aquellas calles hasta los más simples granitos de polvo le temían.No le importaba en absoluto el porqué de sus hechos, él actuaba a su fe, dejándose llevar por lo que debía defender aunque a veces acechaba a alguien sin motivos.

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  7. Yo, allí, tendido en la nieve y en aquel callejón oscuro empecé a notar como brotaba un chorro frío de sangre, tenía una daga clavada en el estómago, la quería sacar pero mis fuerzas flaqueaban; noté como mi vida se quedaba junto con la de Alatriste en aquella oscura y fría calle de León.

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  8. Para Claridad la Lebrijana los días eran pesados y aburridos, rodeada de un ambiento truste que se dejaba caer encima de ella, encima de aquel Madrid. Sus padres se mataban a trabajar pero la tierra daba muy poco, su padre no se encontraba muy bien de salud, por lo que ellos y su madre tenían que cargar con el trabajo y, de vez en cuando, cuando su padre caía en una de aquellas fiebres tan altas, cuidar de él.[...]

    Cuando ella tenía unos veinticinco años se prostituyó para ganar dinero y alimentar a su madre y a su hermano, ya que la tierra había dejado de producir y ellos no disponían de medios para conseguir dinero.
    Estuvo algunos años ejerciendo este trabajo, hasta que, gracias a sus ahorros consiguió comprar la Taberna del Turco y un pequeño establecimiento para vivir ells encima de esta, con lo que dejó la prostitución y se dedicó a hacer de camarera en la Taberna[...].

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  9. Francesc Bové Àlvarez
    [...]Los reyes morimos y sufrimos por nuestro imperio y por nuestros súbditos, pero permanecemos en los fríos e inmensos cuadros de los palacios. Pero a veces los hombres se olvidan que somos personas, que aunque tenemos mucho poder, nacemos con un futuro escrito con el que toda nuestra existencia tenemos que cumplir de forma ciega y muda.Felipe IV

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  10. Esther Pallarés Guimerà15 de febrer del 2010, a les 13:53

    Íñigo logró ser capitán, momento en el que se retiró a los cuarenta y siete años, luego se dedicó totalmente a la vida rural con su mujer Inés, la cual pertenecía a la nobleza, era marquesa, entonces Íñigo decidió irse con su familia fuera de la ciudad, hacia el interior de Castilla la Mancha donde su mujer tenía sus posesiones; Íñigo terminó de hacer realidad sus sueños y los de su mujer en aquel lugar. Allí fue donde su hija se casó con el príncipe de España, el enlace hizo que Íñigo apreciara aun más su familia y darse cuenta de lo rápido que pasaba el tiempo, entonces él tenía cincuenta y cinco años.

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  11. [...]
    A partir de aquel suceso el pequeño Diego empezó a desarrollar un carácter frío, testarudo y poco expresivo. Adoptó una estampa de chico duro, posiblemente intentando esconder el dolor y la impotencia que sentía por la muerte injusta de su padre. Su madre empezaba a preocuparse e intentaba sacarle todas las ideas turbias que se le ocurrían al joven.
    Para vengar su muerte, Diego se fugó de casa y se alistó en los tercios de Flandes con sólo trece años. Poseía una habilidad innata con la espada y eso le proporcionó grandes ventajas y reconocimientos entre los soldados. Fue allí donde le empezaron a llamar "Capitán Alatriste" por alguno de sus triunfos en las batallas. [...]

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  12. Una madrugada de invierno, a un lado de la plaza mayor de un barrio peligroso y sombrío de Madrid, en el que convivían personas humildes con las más soberbias de la ciudad, se encontraba un niño de doce años, llamado Iñigo, bajo unos porches. Se sentía solitario y estaba en medio de la miseria, su padre había muerto en una batalla y su madre no podía mantenerlo, así que muy a su pesar le pidió que se marchara en busca de fortuna. Sentado en un banco de piedra, esperando que sucediera un milagro para que pudiera volver a casa, oyó unos pasos que se acercaban, cuando alzó la cabeza para mirar a quién pertenecían aquellos pasos, cruzó su mirada con una dama suntuosa y elegante que parecía haberse fijado en él. La dama se detuvo ante él y se quedaron unos segundos mirándose fijamente uno al otro...

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  13. La reconoció perfectamente, su pelo rubio, más bello que el oro, su frágil piel blanca,que parecía de porcelana y su mirada perdida en el más allá. A pesar de ello, la joven era aún más bella que la última vez que la vio. Íñigo, fascinado por el inesperado encuentro, volvió a revivir la plácida sensación que tuvo al verla por pimera vez. Pero al girarse para ver alejarse el carruaje ya lo había perdido de vista.

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  14. - Te quiero solo para mí -dijo el capitán mientras se ponía colorado.
    Claridad se quedó mirando su rostro, iluminado por la única vela de aquella habitación, la única que conseguía poner un poco de luz durante aquella negra noche. Los ojos del capitán Alatriste clavados en el suelo; su boca, la única que desde la primera hora de la mañana había y seguía siendo la única que quería besar; sus manos temblorosas por el miedo del rechazo. Se acercó a él, se sentó en su falta, le pasó los brazos y con una sonrisa le dijo:
    - Y yo también.
    Esas palabras hicieron de Diego Alatriste el hombre más feliz del mundo sin perder más tiempo, se fundieron en un cálido beso lleno de amor.

    Priscil·la Serres

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  15. Lope de Vega estaba en su casa cuando de repente vino un carruaje muy elegante y se paró delante de su ventana, él asomó la cabeza y vio como entraban en su casa un hombre seguido de otros dos cubriéndole la espalda. De repente entró en la habitación que estaba Lope de Vega y le dijo que le escribiera su biografía, el primer instinto de Lope de Vega fue negarlo y tal como lo dijo le dieron una bofetada que le giró la cara, el hombre elegante dijo que se llamaba Don José de Granada y que muy pronto volvería a contarle su vida y que Lope de Vega la escribiera. Pero harto de todo, Lope de Vega había huido y nadia sabía dónde estaba. Había cogido sus pertinencias más imprescindibles y se había marchado tan lejos como pudo para que no le encontrara Don José de Granada

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  16. [...] Angélica de Alquézar, tuvo un pasado escandaloso y nada usual. Huérfana de padre y madre fue adoptada por su tío Luis de Alquézar a los dos años. Cuando tuvo cinco años su tío concertó su matrimonio con el hijo de una familia de alto estamento. El futuro marido se llamaba don Juan Manuel y tenía seis años. Este matrimonio vivió su infancia como cualquier niño de esta edad, y fueron sus respectivas familias las que manejaron sus intereses económicos y sociales. [...]

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  17. A sus quince años acompañado por dos amigos escapa de su casa de acogida, lo que significa que no va a volver a ver a sus padres adoptivos nunca jamás y no va a volver a la escuela donde había aprendido a leer y a escribir, donde conoció a sus dos mejores amigos con quien compartiría un largo tiempo de su adolescencia. Diego y sus dos amigos, llamados Felipe y José, pasaron muchas aventuras unidos. El principio de su primera aventura fue largarse de Sevilla, la ciudad natal donde nacieron. Una vez ya estaban completamente incomunicados de cualquier relación anterior se mostraban dispuestos a irse a Madrid porque confiaban en que allí podrían realizar sus sueños. Una vez llegaron a la capital de España, pasaron los primeros meses con más pena que gloria viviendo en la calle con el poco dinero que habían robado de sus familias. Una noche muy reluciente se encontraron con un hombre que no hacía muy buen aspecto, los tres jóvenes le explicaron el poco pero intenso recorrido de su vida mientras le hacían referencia a sus sueños y los motives por los cuales se habían dirigido a Madrid. Sorprendentemente, el hombre que iba sucio y con ropa vieja les proporcionó la ayuda que necesitaban para seguir su camino: les dijo que cada dos semanas salían barcos de soldados para luchar en las guerras que el líder de su país creía oportuno. Más tarde, el hombre siguió su explicación diciéndoles donde deberían ir para formar parte de las tripulaciones de esos barcos y les explicó muy detalladamente los requisitos que se pedían para embarcar (uno de los cuales era ser mayor de edad, sólo un chico de esos tres lo era). Siguiendo las indicaciones de aquel hombre los chicos consiguieron alistarse como ayudantes de los soldados, eso si, mintiendo sobre su edad y su procedencia.

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  18. CARIDAD LA LEBRIJANA


    [...] El día siguiente Lope acudió a la taberna por casualidad y Lebrijana se dio un suspiro cuando lo vio. Fue hacia él muy excitada y nerviosa y le dijo: - ¡Lope, Lope…! Volvió a dar un suspiro y continuó intentado explicarle todo a Lope: - Pues ayer, estaba con un cliente y en su bolsillo le vi una nota en la que había tu nombre escrito y se la quité. Lo más fuerte no es la nota, no, no… ¡No me mires con esa cara pensando que dice esa mujer…! Resulta que ese hombre trabaja de sicario… Y Lope cambiando su cara de un momento a otro le contestó sorprendido y con miedo en sus ojos… - Lebrijana, ¿dices que trabaja de sicario? Lebrijana rápidamente le volvió a contestar: - Sí, sí Lope… te lo puedo jurar, ese hombre trabaja de sicario… ¡Ay, por Dios! Cada vez que pronuncio esa palabra me corre un escalofrío por mi cuerpo… Lope, pero tú… no has hecho nada malo, ¿verdad? ¿Quién puede quererte matar? Lope puso cara de pensativo y contestó muy severamente: - Caridad, mujer… pues claro que no he hecho nada malo… pero con esos días que corren vete tú a saber, los odios que me persiguen… Bueno, explícate, ¿dices que ese cliente vino ayer? – Sí, sí ayer mismo… Concretamente a las seis de la tarde, lo recuerdo bien porqué fue el único cliente de todo el día… Hay tanta miseria en esa maldita ciudad que hasta mi servicio no lo quiere nadie… Lope le respondió: - ¡Ay Lebrijana, no me cuentes tus penas ahora que bastante tengo con lo mío, mujer! – Perdón, perdón Lope… pero es que a este paso no podré ni comer… Lope estuvo un rato pensativo y se volvió a Lebrijana con otra pregunta: - Lebrijana, explícame como era ese hombre… - Sí que te lo explicaré Lope, porque lo recuerdo como si estuviera aquí delante, me quedó tan grabada su imagen… Mira te cuento, era alto, muy alto y tenía el cuerpo como un armario, sí, sí… alto y musculoso… hacía miedo de ver. Tenía los ojos salidos y oscuros como la noche, lucía una calva un poco sucia pero encima de ella un elegante sombrero la escondía. Tenía la nariz torcida y una boca gruesa y amenazadora. Creo que lo demás no hace falta que te lo cuente, ¿no? Ja, ja… Lope le respondió: - Caridad, ¡no estoy por ironías, eh! Lope se quedo unos instantes pensando y dijo: -Pues la verdad… No me suena nadie que se parezca a ese que describes… Debe de estar contratado por alguien, pero… ¿Quién me puede buscar? Últimamente no he participado en ningún combate y que yo sepa no me he metido en ningún lio… Lebrijana le respondió: - Pues Lope, si no lo sabes tú… ¿Quién lo va a saber? [...]

    Júlia Urgell 1r. Bat. B

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  19. El carruaje se paró en medio de la calle y el señor que lo llevaba se bajó a ver que le pasaba al caballo que no avanzaba.Íñigo se cansó de estar allí y un pocó mareado por el calor que hacía decidió irse para casa. Al pasar por delante del caballo, éste se volivió loco e Íñigo no pudo ver nada más hasta que se despertó en una cama rodeado de mujeres.

    GEMMA FERRÉ VIÑA

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  20. Anciano: Mira niño, te lo voy a contar todo, solamente debes prestarme atención: Tu padre, que en paz descanse, era muy amigo del capitán Alatriste, sin tener al menos idea de la clase de persona que este era. Resulta que una tarde, mientras estaban descansando, tras haberse emborrachado, el capitán Alatriste le contó su secreto. Tu padre juró no contárselo a nadie y así fue, mas el capitán cada día vivía con más y más miedo. Para tranquilizarse y asegurarse así de no ser condenado por sus actos, decidió tenderle una trampa a tu padre. En un ejercicio tu padre fue envenenado y al cabo de tan sólo dos horas murió, dejando paz y tranquilidad al que pretendía ser su amigo.

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  21. Un joven llamado Íñigo de Balboa y Aguirre, tímido e hijo del soldado Lope Balboa, queda huérfano de padre y es acogido en Madrid por Diego Alatriste, también conocido como Capitán Alatriste, quién le juró a su padre que cuidaría de él cuando falleciese. Después de hacerse mayor, de pasar diversas aventuras, peligros y pocas alegrías, Íñigo sienta plaza como soldado en un tercio y participa en diversas contiendas. También interviene en la guerra de Cataluña. Íñigo es alférez en la derrota de los tercios españoles en Rocroi. Herido en la batalla queda prisionero en Francia, se evade y regresa a España. Al año siguiente prosigue su carrera militar y después se casa con Inés Álvarez de Toledo, una mujer mayor que él, con mucho dinero.

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  22. Pasados unos meses terminó sus estudios y fue a Cádiz a buscar a Diego, que volvía a casa después de que la guerra terminara. Íñigo comenzó a trabajar de escribano para el rey en la corte, por recomendación de don Francisco de Quevedo. De esta forma Isabel e Íñigo podían verse a menudo. Por aquel entonces, el rey le pagaba una buena suma de dinero y pudo comprarse una casa en el centro de Madrid. Diego fue a vivir con él, aunque pasaba todo el día con sus amigos, en la taberna de Caridad la Lebrijana y ocupándose de sus asuntos.

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